Un pastuso va a un potrero y se pone a gritar ?soy de pasto, soy de pasto? y vino una vaca y se lo comió.
Gilberto a los 3 años
Vivo en Bogotá hace 30 años, debo aclarar que aunque nací en Pasto, no soy de pasto, si no de músculos y huesos como todos los habitantes de este planeta, ergo esa es la mejor justificación para escribir este artículo.
Cualquiera de mis paisanos que salga del lar mas allá de Chachagui, sabe de que hablo cuando afirmo que sobre vivir en la capital es muy difícil, para alguien que como yo, que vino al mundo en la Ciudad Sorpresa, en el Valle de Atríz , afortunadamente este hecho se convierte en un gran motor de superación, cuando es necesario comprobarle al resto del mundo, que los pastusos de los cuentos solo existen en la imaginación de quien narra los mismos, y luego con cara de asombro te dicen ?usted no parece pastuso?.
Investigando un poco sobre el humor, con frecuencia se encuentra en sus raíces la brusca comparación entre las supuestas virtudes de quienes hacen los chistes con los supuestos defectos y carencias de quienes los sufren. basta recordar, en primer lugar, que en muchos países existen grupos sociales de quienes se hacen burlas: los polacos en Estados Unidos; los irlandeses en Inglaterra; los belgas en numerosas partes de Europa; los gallegos en España.
Estas historias con frecuencia son idénticas en los diferentes países, el común denominador es la supuesta falta de capacidad mental, la ingenuidad, el atraso y la torpeza de los grupos sobre los cuales recaen las burlas. En su gran mayoría son el ataque burlón a un personaje desconcertado, que sale de una cultura atrasada y cerrada para enfrentarse a otra, moderna, ruidosa y extraña. En ese contexto, ese individuo se equivoca, confunde los términos y, en forma torpe y trágica, es arrollado por una modernidad que no entiende y, por supuesto, no domina.
El contenido de los chistes ilustra con precisión lo anterior, en ellos se hace mofa de quienes no conocen los productos nuevos: por ejemplo Un pastuso se fue a Bogotá. Al llegar entra a una farmacia y pregunta si venden: tribuya. No señor, le contestan, aquí no vendemos esa cosa. El pastusito se va a otra farmacia y pregunta si venden tribuya y el dueño le contesta: ...No señor aquí no vendemos tribuya, pero si me dice que es eso, yo se lo consigo. Entonces el pastusito le responde ...veras no! Cuando yo venia de Pasto yo vi un anuncio que decía "El cáncer se puede curar, contribuya". Se hace mofa de quienes se sorprenden de los avances urbanos: ¿Por qué los pastusos tienen bibliotecas subterráneas?... porque en el fondo no son tan tontos. Se burlan de las confusiones generadas por los nuevos medios de transporte: en el aeropuerto de Pasto se instaló una capilla con obispo para confirmar los vuelos. Se burlan de la alteración de las costumbres generada por los electrodomésticos: para refrescarse, cuando hace calor, los pastusos meten la ruana al refrigerador. Se contrasta lo nuevo con lo antiguo: las ambulancias de Pasto llevan una tina en el techo para la sirena. Se ridiculiza el desconocimiento de hábitos de arreglo personal hasta entonces ajenos: las mujeres de Pasto caminan con una mano sobre la frente porque las revistas de belleza les aconsejan sombras para los ojos. Se hace mofa del desconocimiento de los deportes que se transmite por televisión: un pastuso no podía practicar esquí alpino porque no pudo subir los esquís al pino.
Estos chistes se crean desde la orilla moderna y relativamente más avanzada de Colombia. Desde este punto de vista, la burla de los pastusos es la celebración de quienes dieron primero el salto de la alpargata a los zapatos, de la vela de cebo a la luz eléctrica, de la mula al avión. Así, se ríen de quienes apenas lo están haciendo, el hecho de que el chiste pastuso sea la burla de la Colombia moderna a la premoderna es la clave para entender por qué los mismos pastusos de los años noventa celebran, conciben y fabrican cuentos de pastusos, incluso desde hace algún tiempo se celebra en Pasto el Festival Anual del Chiste Pastuso, con una nutrida participación de la población local.
Después de todo, los pastusos urbanos, viajados, seguros de su modernidad, no tienen ninguna razón para no hacer chistes del estereotipo de ser humano distinto a ellos: un campesino que no entiende la modernidad, que se angustia ante ella y cuyas preguntas y desconcierto suscitan la risa entre quienes ya superaron esa situación
Con todo, la explicación aún está incompleta. Falta algo más, tal vez lo principal. ¿Por qué entre todos los grupos sociales, que por rezagados y disonantes con la modernidad hubieran podido ser objeto de burla, se escogió a los pastusos? Si bien hay chistes sobre costeños, boyacenses, paisas y otros grupos sociales, ¿por qué el énfasis en los pastusos? Ya que la difusión de este tipo de chistes es un proceso espontáneo, no dirigido por nadie, tal vez la explicación se encuentre en la existencia de ciertas características sobresalientes y únicas del pueblo pastuso, que lo distinguen de manera tajante del resto del país: razones históricas, algunos de sus rasgos, como su manera de hablar, y la acumulación de una serie de observaciones sobre su desarrollo económico y social que confirman su rezago y sus brechas con el grueso del país.
En el curso de su historia, en varias oportunidades, el comportamiento de Pasto ha entrado en franca contradicción con casi todo el país. El hecho fundamental, como es obvio, fueron las guerras de independencia que culminaron en una derrota después de una larga serie de hechos sangrientos. En ese entonces, sus habitantes, y hasta los grupos indígenas pastusos, se empeñaron en una enconada defensa de la causa del Rey de España, en contra de la campaña libertadora, a la cual pusieron por momentos en serios aprietos, especialmente por las intrépidas acciones del caudillo Agustín Agualongo.
Con el tiempo se abonaría el terreno propicio para las burlas y el chiste hostil. Además, contribuiría a ello el atraso, como ocurrió con los irlandeses en Inglaterra. Con frecuencia, las interpretaciones del comportamiento rebelde de los pastusos se centrarían en el fanatismo y el atraso. Después de los sangrientos episodios de las guerras de independencia, quedó atrás una ciudad derrotada, empobrecida y traumatizada. Este hecho, además de los naturales efectos de las distancias y las particularidades culturales y sociales, hizo mucho más difícil la asimilación a la República y acentuó sus diferencias con el resto del país.
Probablemente, su característica más distintiva sea su manera de hablar, con un lenguaje salpicado incluso de términos quechuas. Otros rasgos distintivos son los hábitos culinarios, sus fiestas tradicionales y, en su comportamiento, cierto retraimiento, la práctica cerrada, hasta hace pocos años, de una religión tradicional, y alguna desconfianza hacia los extraños del "norte" o "forasteros", como se denominaban hasta hace poco a las personas del resto de Colombia.
Para acercarnos a una conclusión, podemos señalar que, sin duda, en la zona de Pasto, a causa de sus peculiares rasgos humanos y culturales, su particular devenir histórico y su manera de apreciar los cambios sociales, se dio un hondo regionalismo, entendido como un sentimiento de "nacionalismo insatisfecho" que reforzó sus diferencias culturales y sociales.
Vale la pena terminar con la observación de que los chistes de pastusos, por lo menos en su forma actual, pueden tener los días contados. En la medida en que el ingreso del país se eleve, su cultura se homogenice y a sus distintas regiones las aúne una cultura común, difundida por la radio y la televisión, en la medida en que el nivel de vida mejore y queden atrás, definitivamente atrás, la historia de conflictos y el pasado campesino y premoderno de la gran mayoría de su población, seguramente quedarán atrás también los desajustes causados por el cambio económico vertiginoso, con sus problemas y disonancias, que enterró a la Colombia campesina e ignorante de comienzos de siglo.
Para finalizar otro par, uno muy forense y otro de actualidad.
Llega un paisa a comprar un ataúd donde un pastuso y el paisa pregunta: -Pastuso hay ataúdes para recién nacidos. Y el pastuso responde: -No solamente para recién muertos.
Una vez una tusa y otra tusa estaban peliadas, luego se reconciliaron he hicieron la Pastusa.
www. http://www.pasto.com/ Armando Montenegro
Oviedo Gaviria Carlos A. Encuentros con Micro Editorial Graficarte..
www. http://www.pasto.com/ Armando MontenegroOviedo Gaviria Carlos A. Encuentros con Micro Editorial Graficarte
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