miércoles, febrero 01, 2006

Como ser más Creativo





¿Cómo ser más creativo a partir de hoy? Esa es la pregunta que motiva el presente escrito, podía tomar muchas líneas de acción para empezar a escribir, pero la casualidad o no sé como llamarla, hizo que llegara a mis manos este relato que me causó gran impacto, tal vez porque comprendí que eso es lo que me puede estar pasando, que estamos atados a pequeñas estacas que nos impiden movernos; pero primero la historia.
EL ELEFANTE

Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales, me llamaba la atención el elefante.
Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de peso, tamaño y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.
Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.

El misterio es evidente: ¿Que lo mantiene entonces?, ¿Por qué no huye? Cuando tenia cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes.
Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante.
Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia: Si está amaestrado... ¿Por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.

Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta: "El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy pequeño".

Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que seguía... HASTA QUE UN DÍA, UN TERRIBLE DÍA PARA SU HISTORIA, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Este elefante enorme y poderoso no escapa porque cree que NO PUEDE.

Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sientes poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás... Jamás... intentó poner a prueba su fuerza otra vez...

Pienso que a veces somos un poco como ese elefante: vamos por la vida atados a estacas que restan libertad. Pensando en no podremos, simplemente porque alguna vez probamos y no pudimos.

Creo seriamente que si la idea es ser más creativo precisamente se tiene que comenzar por eso, por intentarlo. Por ver más allá de las narices, por buscar otro giro, por dar un tirón más fuerte, por buscar evocaciones, por utilizar esas destrezas que tal vez por timidez, porque alguna vez nos dijeron que para eso no servíamos, dejemos de intentarlo.

La tarea a partir de hoy es: explorar, mirar más allá, oler más, sentir más, saber que es necesario desarrollar las otras inteligencias que tenemos, y que hasta el momento no las había contemplado como posibilidades de expresión.

Debemos acercarnos a las cosas y hechos con curiosidad y en la búsqueda de aprender, poniendo a prueba el conocimiento a través de la experiencia, la persistencia y el errar, usando todos los sentidos, para animar la experiencia. Con la voluntad de aceptar la ambigüedad, la paradoja y la incertidumbre, con lógica e imaginación, con el aprovechamiento de la condición de ser bípedo y erguido y la ventaja que esto representa, reconociendo lo simbólico, las conexiones que existen entre todas las cosas que realizamos.

Utilizando una forma distinta de pensamiento racional, alejándose del enfoque inmediato para explorar más ideas, para atravesar los límites de la razón, creando disrupciones.

Rompiendo con las estacas que nos impusimos a nosotros mismos y nunca más lo volvimos a intentar, dar el tirón. La única manera de saber si podemos es intentar de nuevo poniendo en el intento TODO EL CORAZÓN.

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